Debemos modificar nuestra alimentación a partir de una determinada edad?
Sí claramente, las necesidades nutricionales se ven modificadas con los años, es decir, con el tiempo el metabolismo disminuye y es necesario un menor aporte calórico, del orden de 2100 a 1.800 kcal al dia.
Cómo decíamos, el metabolismo corporal se ralentiza, funciona más despacio y esto se traduce en una gran facilidad para añade peso dado que el cuerpo necesita menos para hacer lo mismo. Por este motivo se ha de incentivar un cambio de hábitos hacia el consumo de alimentos con bajo aporte calórico, que suelen ser más nutritivos (frutas, verduras, legumbres, carne y pescado, frutos secos) y reducir aquellos que son muy calóricos ya menudo tienen poco interés nutricional (azúcares, bollería, alcohol, etc ...).
Además, en cuerpo se dan una serie de cambios que también condicionan la manera en la que nos alimentamos.
Es evidente que cuando nos hacemos mayores surgen pequeños inconvenientes, la salud bucodental es un buen ejemplo. Los problemas de sequedad en la boca, de falta de piezas dentarias, el uso de prótesis mal fijadas que ocasionan aftas ( "llagas") en la boca son añadidos que pueden condicionar el senior a optar por una alimentación incorrecta.
Del mismo modo los problemas relacionados con el tránsito intestinal, como el estreñimiento habitual. El consumo de fibras reguladoras del tráfico y de productos que favorezcan el crecimiento de una flora intestinal adecuada pueden mejorar estos síntomas. No olvidar el consumo de agua. Es necesario entender que el agua se tiene que ver con freqüènica ya que con los años se ve disminuida la sensación de hambre y sed de forma natural lo que nos predispone especialmente en estados de deshidratación, sobre todo en verano.
La falta de ejercicio por dificultades en el movimiento y la vida sedentaria favorecen enormemente la pérdida de masa muscular tan importante en el correcto funcionamiento de las articulaciones. Si además se añaden problemas de deglución o masticación es fácil rechazar alimentos como la carne que es una de las fuentes más importantes de proteína. En estos casos es interesante incrementar el consumo de proteínas de elevada calidad con el huevo, la leche de vaca, el pescado o la carne o recurrir a suplementos nutricionales ricos en proteína que puedan garantizar las necesidades mínimas diarias.
En cuanto al consumo de minerales y oligoelementos, su absorción puede verse disminuida por el consumo de determinados fármacos que impiden su asimilación de manera adecuada, por ejemplo el décifit de magnesio para el uso de diuréticos. Así que es muy importante garantizar un aporte correcto de estos micronutrientes especialmente del calcio y del hierro que absorben mucho peor porque el estómago dejar de ser tan ácido con los años. Este es un hecho importante de cara a la prevención de la osteoporosis especialmente en el caso de las mujeres post-menopáusicas. En cuanto a las vitaminas, la carencia de vitamina D es elevada a la población senior, una exposición de cara y manos de 15 minutos dos días a la semana es suficiente para su síntesis
No podemos olvidar los cambios en el estado anímico que experimentan los pacientes seniors por diferentes motivos que les llevan a una pérdida de interés por una alimentación sana lo que puede empeorar enfermedades de base. O los cambios económicos que acompañan a la jubilación que provocan el no poder adquirir alimentos como el pescado o la carne por ser muy caros. Los cambios de status de los grandes nos llevan a datos que deberíamos evitar, ya que el% de malnutrición es más elevado en seniors que viven solos o están institucionalizados